Alimentación España Salamanca, Salamanca, Viernes, 09 de noviembre de 2007 a las 18:07

Expertos de varias universidades reclaman la necesidad de medir el impacto ambiental de las actividades formativas

Concluye en Salamanca el primer congreso de la 'Red de Universidades por el Clima'

JPA/DICYT Expertos de varias universidades que han participado a lo largo de los tres últimos días en Salamanca en el primer congreso de la Red de Universidades por el Clima han reclamado hoy, en la jornada de clausura, la necesidad de medir el impacto ambiental que tiene la formación como ámbito específico en el que pueden contribuir estas instituciones frente a la lucha contra el cambio climático, frente a las empresas u otros agentes sociales.

 

La profesora Ángels Ull Solís, representante de la Universidad de Valencia, abrió la última jornada del encuentro con una ponencia sobre el impacto de la actividad universitaria sobre el medio ambiente y destacó en declaraciones a DICYT que el mundo universitario "puede contribuir especialmente en la formación de los estudiantes para concienciarles, porque son los futuros profesionales que se moverán en ámbitos de responsabilidad en la empresa y en la industria", aseguró. "Si los formamos con conciencia podemos tener una proyección muy amplia en la sociedad, porque en el ámbito de la gestión nos comportamos como cualquier otra empresa, tenemos muchos trabajadores. Sin embargo, tenemos la peculiaridad de que formamos a los profesionales que más tarde tomarán las decisiones", señaló.

 

Profundizando mucho más en esta idea, Francisco Esteban, de la Universidad Politécnica de Catalunya, propone medir el impacto que tendrá la formación de titulados universitarios en profesiones que repercuten con posterioridad en el medio ambiente. En ese sentido, asegura que "la propia docencia multiplica por millones el impacto ambiental" y para realizar esta afirmación se apoya en un informe elaborado en 1999 por su Universidad sobre el impacto ambiental en cuanto a emisión de CO2 de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura del Vallès. "El estudio tenía en cuenta la construcción, pero también el impacto del uso del edificio, sobre todo su consumo energético, y el impacto del transporte de los que acceden a él. Pero una escuela de arquitectura fabrica titulados, es decir, arquitectos, así que el informe recogía también una estimación anual de cuál sería el impacto ambiental de su actividad profesional futura, por ejemplo, teniendo en cuenta la media de edificios que podrían construir", apunta.